Más de 100, soy un alma vieja
Está en la gran Tenochtitlán
Travesti por convicción y hechicera que ejerce la magia de la música
Escorpio, La Bruja se manifestó en vísperas de día de muertos

Mayo

Es un momento crucial en mi vida, estoy cortando de tajo actitudes y personas que no necesito,
Octavio M. (la cuerpa donde habita La Bruja) cumple este año 33 años. Históricamente es un año
muy importante para las personas, para mí está lleno de decisiones que cambiarán
definitivamente mi rumbo.

He comenzado a ver más por mí y por La Bruja, soy una persona que da mucho y creo que es
momento de recoger los frutos de la cosecha.

Para mí, esta cuarentena lleva un cambio muy importante. Cierro un ciclo del cual aprendí mucho,
lo cierro tranquila y abro uno lleno de nuevas oportunidades.

Desde que llegó La Bruja, tuve una reconciliación con mi cuerpo grande y moreno, me disfruto,
aunque no es tan fácil en un mundo donde las percepciones de belleza son muy distintas, es ahí
donde La Bruja ejerce su magia.

Más que un miedo, la vejez es un ciclo nuevo. Y hablando de miedos, salió ya en plataformas
digitales mi nueva canción CHÉNI, significa miedo en purépecha. Canto a los miedos de mostrarme
como soy, a dejar de moverme y dejar de cantar.

¿A qué le tienes miedo?
-A ya no ver el sol-
Si el sol seguirá ahí cuando tú ni yo estemos aquí
¿A qué le tienes miedo?
-A dejar de cantar-

Hasta las aves dejan de trinar cuando el día terminó.
¿A qué le tienes miedo?
-A no moverme jamás-
Los árboles viejos no se mueven solo con el viento al soplar.
¿A qué le tienes miedo?
-A dejar ya de sentir-
Ponte bajo el sol, el aire fresco que cala con el sudor.
Sé que tienes miedo
Es un sentimiento
Que no puedes controlar
Solo recuerda que
Hay que ser sinceras al andar.
Sé que el miedo
Es parte del camino
Hacia la libertad
Tienes que ser fuerte
Pues es el precio
Que se tiene que pagar.

En estos días de guardar, Octavio se convirtió en una cajita, un cuerpo donde se manifiesta La
Bruja de Texcoco, así como sucede en los ritos relacionados al Niño Fidencio. Por unos días La
Bruja estuvo guardada para volver pronto a este mundo engañoso.

Me dirigí, con toda la precaución, a pasar la cuarentena con mi madre y mis tías. Me di cuenta de
la necesidad que tienen las instituciones por mantener sumamente ocupados a los niños de
primaria y secundaria. Fungí como institutriz de mis primos menores, enseñé álgebra, geometría,
física y violín. No pensé que en medio de una pandemia los niños tuvieran tanta tarea, pero
bueno, tienen que estar entretenidos con algo.

El ciber amor es lo de hoy.

Me encanta saber que puedo conocer a mucha gente por medio de la música.

Las relaciones con gente que crea un cambio real y tangible en las formas de percibir la vida, en no
tener miedo a lo diverso, en poder sentirnos cómodxs con nuestros cuerpos y sentires. Aunque en
este mundo pesa el heteropatriarcado, trato de mostrarme siempre como soy.

Por uno que sea más abierto y colectivo, que apoye a artistas que en verdad lo necesitan, me
incluyo en ellxs. Me encanta saber que en la época precolombina existía el trueque, me gustaría
aplicar esta modalidad para las nuevas formas de economía, el intercambio de piezas de arte y de
acompañamiento sexo-afectivo podría funcionar de maravilla.

¿Qué interrumpiste y qué has comenzado a causa de esta cuarentena?










¿Cómo ha cambiado la percepción que tienes de tu cuerpo?



¿Cuál es tu relación con la vejez?




























¿Ha cambiado el rol familiar que interpretas?









¿Cómo experimentas tu intimidad durante esta pandemia?

¿Qué relaciones sociales son relevantes para tu trabajo creativo?





¿Por qué modelos de economía creativa apuestas?

Fotografías de Luis Antonio Rojas.

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